Cuando uno tiene varias cuentas de correo y lo lee desde varios sistemas diferentes (el ordenador de la redacción, unos días corriendo Linux y otros Windows, el ordenador de casa -a ratos Mac OSX y a ratos Linux-, el portátil, el móvil, ...) tener el correo ordenado y al día es una locura si se utiliza el protocolo POP3.
¿Qué es esto de los protocolos POP3 e IMAP? Simplificando mucho, (para más detalles, me remito a la Wikipedia, donde lo explican muy bien) son dos formas diferentes de recuperar el correo electrónico de nuestro servidor.
El protocolo POP3 es muy sencillo y rápido. Nuestro programa de correo electrónico se conecta al servidor, le "pregunta" si hay nuevos mensajes, los descarga (es decir, los copia en el disco duro de nuestro ordenador) y opcionalmente, si se lo pedimos, los borra del servidor. Una vez descargado, en nuestro ordenador clasificaremos el correo en carpetas, lo marcaremos como leído o no, etc.
Una de las limitaciones de POP3 es que, si se accede al servidor de correo desde distintos equipos, podemos acabar con los correos que hemos descargado dispersos por distintas máquinas y carpetas si no somos muy organizados y sincronizamos todas nuestras carpetas de correo entre los distintos equipos. Además, si se nos estropea el disco duro, perdemos todos los correos guardados.
El protocolo IMAP funciona almacenando permanentemente los mensajes en el servidor. El programa de correo puede descargar sólo los encabezados (remitente, asunto y poco más) o el mensaje completo si lo queremos leer entero, pero el correo permanece en el servidor mientras que no lo borremos explícitamente.
Si creamos carpetas para organizar el correo, éstas se crean en el servidor, con lo que podemos tener siempre el correo organizado y clasificado accedamos desde un equipo u otro.
El inconveniente que tiene el correo IMAP es que requiere de unos servidores de correo con mucha capacidad de almacenamiento y que es, en general, más lento que el correo POP3, puesto que hay mucho más tráfico entre el cliente (nuestro programa de correo) y el servidor.
En una sesión típica POP3, el cliente se conecta al servidor, descarga los correos, opcionalmente los borra, cierra la conexión y el usuario lee los mensajes. Toda la gestión del correo se hace con archivos locales, almacenados en nuestro disco duro.
En una sesión con correo IMAP nos conectamos al servidor, descargamos las cabeceras y vamos leyendo los mensajes que nos interesan. Si no los hemos leído previamente, estos mensajes deben descargarse según los solicitamos, lo que implica que la conexión debe permanecer abierta o reabrirse.
Hasta hace poco el correo IMAP sólo se utilizaba en entornos corporativos, mientras que los usuarios "domésticos" utilizábamos el correo POP3. La situación está cambiando y cada vez más proveedores de Internet ofrecen correo IMAP a los usuarios "de calle".
Debería mencionar otra forma alternativa de uso del correo: el correo web o "webmail", en el que leemos el correo en una página web con nuestro programa navegador y no un programa de correo específico. Sin duda, es una de las formas más cómodas de gestionar nuestro correo, pero nos obliga siempre a utilizar un navegador web que no siempre está disponible (p. ej., mi móvil, un Nokia básico, tiene un programa de correo aceptable que soporta IMAP y es bastante rápido y cómodo. El navegador web del móvil es mucho más lento e incómodo, tanto el que trae "de serie" como otros que le he instalado).
¿Qué sistema de correo es mejor? Pues depende del uso que se le vaya a dar. Si ud. siempre lee su correo desde el mismo ordenador y no tiene un volumen de correo muy grande, probablemente el correo POP3 sea el más indicado para sus necesidades. Por el contrario, si se tiene mucho correo, o varias cuentas, o se accede desde distintos equipos, el correo IMAP o un "webmail" puede ser lo más indicado.
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sábado, 14 de junio de 2008
jueves, 7 de febrero de 2008
Direcciones IP, usuarios únicos y pucherazos
Hace unos días una de las encuestas que poníamos en la web de Público proporcionó unos resultados un tanto sorprendentes. Como mi compañero Electoblogger comentaba en su entrada, teníamos la sospecha de que la encuesta estaba falseada.
Obviamente partimos del supuesto de que este tipo de "encuestas web" sólo tienen un valor estimativo y que no son representativas ni válidas desde un punto de vista estadístico.
Personalmente, no fue el resultado de la encuesta lo que me resultó más sospechoso, sino el número de votos: teníamos casi el doble de votos que en otras encuestas, y eso que se publicó en fin de semana, que siempre hay menos lectores.
Como este "blog" está dedicado a cosas técnicas, dejaremos el análisis sociológico y político de estos presuntamente resultados falseados y nos meteremos en lo que nos gusta: la informática.
Cuando se hacen encuestas en una página web se trata de limitar las votaciones repetidas siempre de alguna forma, cumpliéndose la siguiente proporcionalidad en la mayor parte de los casos: a mayor fiabilidad del método de control, mayor incomodidad para el usuario.
En nuestras encuestas lo que más hemos primado ha sido la comodidad para participar, con lo que el control era relativamente fácil de ser eludido.
¿Cómo averiguamos que nos estaban haciendo una votación masiva?
Cuando un dispositivo (no sólo un ordenador) se conecta a Internet se le asigna un identificador único (ahora mismo matizo esto) o dirección IP (del inglés Internet Protocol).
Estas direcciones consisten en un númerohexadecimal (en base 16) de 32 cifras bits, que se suele representar en notación decimal (base 10) de la forma aaa.bbb.ccc.ddd, donde los distintos números toman un valor de 0 a 254.
Hay algunos conjuntos de direcciones de red que se han establecido para uso interno, esto es, para redes que utilizan el protocolo de Internet pero que no están conectadas a Internet. No debería encontrarse nunca en Internet un equipo con la dirección, por ejemplo, 192.168.1.2 (dirección típica de red interna).
No voy a entrar en más detalles de cómo se asignan estas direcciones ni cómo se reparten, sólo quiero destacar un hecho: las direcciones IP disponibles son limitadas y se están acabando. Para solucionar este problema o al menos mitigarlo se han inventado varias técnicas:
La consecuencia de todo esto es la siguiente (generalizando mucho): los usuarios finales en Internet tenemos dos perfiles. O somos usuarios "domésticos" con direcciones IP variables (hoy "salgo" con una, mañana con otra) o somos usuarios "corporativos" que compartimos la misma dirección con el resto de equipos de la oficina.
Los servidores web guardan en un registro mucha información, la más típica es qué página nos piden, a qué hora y qué día, el resultado de la petición y la dirección IP que nos solicitó esa página o recurso.
En el caso de nuestra encuesta presuntamente falseada teníamos una dirección IP desde la que se había votado miles de veces lo mismo.
O era la dirección IP de una oficina, empresa, institución o similar con muchísimos usuarios que nos visitaban y votaban lo mismo o era la dirección de un particular que estaba "jugueteando" un rato con nuestra encuesta.
¿Cómo saberlo? Existen herramientas para saber a qué entidad u organización pertenece una determinada dirección IP. En el caso de nuestro "sospechoso" la dirección pertenecía al proveedor de acceso mayoritario en España (Telefónica), y el nombre del equipo era el típico que utilizan los proveedores de Internet para sus clientes "domésticos" con direcciones IP dinámicas.
Por supuesto, esta dirección en otro momento puede pertenecer a cualquier otro cliente, pero los proveedores de acceso están obligados por ley a guardar un registro de qué dirección asignan a cada abonado y en qué intervalo de tiempo el abonado tiene esta dirección. Esta información es confidencial y sólo puede ser accedida por orden judicial.
No es el caso, nuestro "supervotante" no ha cometido delito alguno, sólo ha utilizado muchas veces (miles de veces) un servicio que ofrecíamos saltándose algunas restricciones.
El caso es que a la poca fiabilidad que pueda tener una encuesta de este tipo se le ha unido la incertidumbre de que algún usuario ha votado masivamente. Estamos pensando qué hacer para aumentar la fiabilidad de nuestras encuestas sin complicar mucho el sistema para que siga siendo fácil participar. A ver qué se nos ocurre ...
¿Cree usted que utilizar Internet es un acto anónimo? Ni de lejos.
Obviamente partimos del supuesto de que este tipo de "encuestas web" sólo tienen un valor estimativo y que no son representativas ni válidas desde un punto de vista estadístico.
Personalmente, no fue el resultado de la encuesta lo que me resultó más sospechoso, sino el número de votos: teníamos casi el doble de votos que en otras encuestas, y eso que se publicó en fin de semana, que siempre hay menos lectores.
Como este "blog" está dedicado a cosas técnicas, dejaremos el análisis sociológico y político de estos presuntamente resultados falseados y nos meteremos en lo que nos gusta: la informática.
Cuando se hacen encuestas en una página web se trata de limitar las votaciones repetidas siempre de alguna forma, cumpliéndose la siguiente proporcionalidad en la mayor parte de los casos: a mayor fiabilidad del método de control, mayor incomodidad para el usuario.
En nuestras encuestas lo que más hemos primado ha sido la comodidad para participar, con lo que el control era relativamente fácil de ser eludido.
Direcciones IP
¿Cómo averiguamos que nos estaban haciendo una votación masiva?
Cuando un dispositivo (no sólo un ordenador) se conecta a Internet se le asigna un identificador único (ahora mismo matizo esto) o dirección IP (del inglés Internet Protocol).
Estas direcciones consisten en un número
Hay algunos conjuntos de direcciones de red que se han establecido para uso interno, esto es, para redes que utilizan el protocolo de Internet pero que no están conectadas a Internet. No debería encontrarse nunca en Internet un equipo con la dirección, por ejemplo, 192.168.1.2 (dirección típica de red interna).
No voy a entrar en más detalles de cómo se asignan estas direcciones ni cómo se reparten, sólo quiero destacar un hecho: las direcciones IP disponibles son limitadas y se están acabando. Para solucionar este problema o al menos mitigarlo se han inventado varias técnicas:
- Direcciones IP dinámicas:
Si usted se conecta desde su casa, cada vez que establece una conexión su proveedor de Internet le asigna una dirección IP. Cuando termina la conexión, la dirección IP vuelve a estar libre y puede ser asignada a otro usuario.
Con este sistema un proveedor de acceso puede reservar, por decir un número, 10.000 direcciones y dar servicio a, por ejemplo, 50.000 usuarios (siempre y cuando no se conecten más de 10.000 usuarios simultáneamente).
Si usted quiere una dirección IP fija, tiene que encontrar un proveedor que se la "venda" y pagarla, por supuesto. - Servidores "proxy":
Supongamos una oficina en la que todos los equipos están interconectados en una red interna. Si se quiere proporcionar acceso a Internet (páginas web, generalmente) a los equipos de esta red interna se puede añadir un equipo adicional (servidor proxy) que por un lado está conectado a Internet (con una dirección IP) y por el otro está conectado a la red interna (con una dirección IP de las "privadas"). Además tiene instalado un programa que le permite recuperar páginas web y servirlas a otros equipos.
El resto de equipos solicitarán las páginas web al "proxy" y éste será el que las recupere de Internet.
Desde Internet, todos los equipos de esta oficina están "saliendo" con la misma dirección IP, la del proxy. - NAT (del inglés Network Address Translation o Traducción de Direcciones de Red):
Es una técnica bastante diferente a la del proxy desde el punto de vista técnico, pero con un resultado "desde el exterior" similar: varios equipos "salen" a Internet con la misma dirección IP.
La consecuencia de todo esto es la siguiente (generalizando mucho): los usuarios finales en Internet tenemos dos perfiles. O somos usuarios "domésticos" con direcciones IP variables (hoy "salgo" con una, mañana con otra) o somos usuarios "corporativos" que compartimos la misma dirección con el resto de equipos de la oficina.
Registro de direcciones
Los servidores web guardan en un registro mucha información, la más típica es qué página nos piden, a qué hora y qué día, el resultado de la petición y la dirección IP que nos solicitó esa página o recurso.
En el caso de nuestra encuesta presuntamente falseada teníamos una dirección IP desde la que se había votado miles de veces lo mismo.
O era la dirección IP de una oficina, empresa, institución o similar con muchísimos usuarios que nos visitaban y votaban lo mismo o era la dirección de un particular que estaba "jugueteando" un rato con nuestra encuesta.
¿Cómo saberlo? Existen herramientas para saber a qué entidad u organización pertenece una determinada dirección IP. En el caso de nuestro "sospechoso" la dirección pertenecía al proveedor de acceso mayoritario en España (Telefónica), y el nombre del equipo era el típico que utilizan los proveedores de Internet para sus clientes "domésticos" con direcciones IP dinámicas.
Por supuesto, esta dirección en otro momento puede pertenecer a cualquier otro cliente, pero los proveedores de acceso están obligados por ley a guardar un registro de qué dirección asignan a cada abonado y en qué intervalo de tiempo el abonado tiene esta dirección. Esta información es confidencial y sólo puede ser accedida por orden judicial.
No es el caso, nuestro "supervotante" no ha cometido delito alguno, sólo ha utilizado muchas veces (miles de veces) un servicio que ofrecíamos saltándose algunas restricciones.
El caso es que a la poca fiabilidad que pueda tener una encuesta de este tipo se le ha unido la incertidumbre de que algún usuario ha votado masivamente. Estamos pensando qué hacer para aumentar la fiabilidad de nuestras encuestas sin complicar mucho el sistema para que siga siendo fácil participar. A ver qué se nos ocurre ...
Conclusión
¿Cree usted que utilizar Internet es un acto anónimo? Ni de lejos.
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